Por allá del año 2009 salió a luz la noticia, los medios de comunicación
nacionales –y apuesto que varios internacionales– transmitían la noticia a toda
hora: ¡Costa Rica el país más feliz del
mundo! A algunos coterráneos esto les causó risa, otros simplemente no
sabían si reír o llorar… Está bien que nuestro país no estaba en una crisis
propiamente dicha, ¡pero tampoco perder la seriedad por Dios!
El ser humano y el arte han estado siempre ligados, y pese a la
subjetividad al momento de apreciar una obra, somos seres racionales y existe
parcialmente una racionalidad del arte…
Y es gracias a los bien llamados “padres del rock nacional” que ésta
generación, mi generación vino con eso “debajo del brazo”, ésta racionalidad musical. Porque a fin de
cuentas siempre se escuchó en el charquito buena música, o digame si “Oiga
Pito” además de ser un inyecte tiene
un buen “nivel musical” –por llamarlo de algún modo–, y a eso nos acostumbramos.
Es por eso aprecio tanto al escucha tico, al espectador asistente de los
chivos, aquel compa que se llevó a los compas
a escuchar “un grupillo por ahí”: y es que no es apoyar por apoyar, ni porque
se le vende, ni porque es lo que hay: es porque es bueno. De ahí viene cuando afirmo que el amante de la música
nacional es racional: sus gustos, aunque abiertos, exigen siempre buena
calidad.
Los artistas por consigna o constitución, no lo sé, siempre reclamarán
apoyo de los medios de comunicación, y en el país obviamente pasa esto –porque
hasta en estas fechas cuenta la leyenda que se vio una película nacional en tv
nacional– ¿Pero de verdad es negativo? En México –por poner un ejemplo– si no
hay Televisa no hay. En Costa Rica solo se necesitan ganas, talento y el público
mismo al que va dirigido el “producto” para sobresalir, sin el empujón de
ningún medio mainstream, ni billetes
de gordos ejecutivos de 50 años; el resultado obvio: buena música.
“Gustos hay por colores”, y géneros bastantes. Levante la mano –jaja si
claro como si lo(a) estuviera viendo– ¿Quién no ha ido a un chivo de Sight of Emptiness y a uno de
Cocofunca? También ¿Ha visto a ambas bandas un mismo día en un mismo
escenario, o mejor aún ¿Los ha escuchado cantar al mismo tiempo, fusionando
música que aparentemente no tienen nada en común? ¡Oh cielos! (inserte foto de
Nájera y Arce cantando juntos aquí)
Éste fenómeno tan rico viene ligado al –oscuro– pasado artístico que se
ha vivido a lo largo de los años: Recordando un poco sobre la historia del arte
en Costa Rica, las vanguardias han sido nulas en las artes plásticas, y en la
literatura la única que salta a la memoria –por su importancia política– es la
de la época de los 30’s, cuando la ideología marxista se iba mezclando con los
reaccionistas nacionales; es así como Fabián Dobles, Yolanda Oreamuno, Carlos
Salazar Herrera, Carlos Luis Fallas, entre otros escritores, integran lo que para mí va a ser la única vanguardia
propiamente dicha en el país.
Quien sabe, a lo mejor y ésta es la Suiza Centroamericana
de la música, a lo mejor aquí los artistas y consumidores somos los más felices
del mundo. Yo no sé ustedes, pero yo soy la persona más feliz del mundo por
vivir en un país con ésta escena musical, con estos artistas, con ésta gente.
Pero mi ideal es que no hayan espectadores: pues el arte es actividad, es
movimiento, es negar la obra como algo terminado y privado y convertirla en un
modo de vivir.
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